4 LECCIONES QUE ME DEJÓ MI SEGUNDA PRÁCTICA

Considero que a cualquier experiencia, buena o mala, uno debe sacarle un aprendizaje. Sobre todo si se trata de una práctica, que es la instancia donde uno va a aplicar los conocimientos aprendidos en la carrera, pero sobre todo va a aprender.

Para contextualizar un poco, en diciembre yo juraba de guata que haría mi práctica nuevamente en una minera (porque iba muy avanzada en el proceso de selección), y juraba de guata que eso era lo que yo quería (porque lo había pasado la raja en la práctica pasada). Resulta que no quedé y cerré el año con la incertidumbre de “y ahora dónde chucha haré la práctica”. Por contactos de un profe terminé en Aqualogy Medioambiente, una empresa de la que nunca había escuchado.  Y bueno, empecé a trabajar en esta empresa que se enfoca en servicios integrados de tratamientos de aguas.

Y qué aprendí en Aqualogy (Aqualongyi, Aquayoli, etc.)? La verdad es que he aprendido muchas cosas, desde lo obvio (temas de ingeniería, diseño y construcción, etc.) a datos curiosos como que en un país del sudeste asiático el plato típico es una sopa de “escupitajo de pájaro”. Pero hay 4 cosas que me parecen importantísimas lecciones de vida y quiero compartirlas.

1. Uno no siempre sabe lo que quiere.
Como lo mencioné antes, yo quería hacer la práctica nuevamente en una minera y ojalá quedarme trabajando por allá. Me parecía bacan el tema de vivir en faena, pero claro, tenía la visión de practicante nomás. El tema es que estaba muy cegada con eso y no me había abierto a otras posibilidades. Nunca pensé que le agarraría el gustito a la parte ambiental, que los temas de aguas me iban a parecer tan interesantes e importantes.

2. Ama tu trabajo, pero también con quien trabajas
Una cosa es que te guste a lo que te dedicas, pero otra cosa es con guitarra. Tan importante como el trabajo en sí, es la gente que te acompaña en la pega. Ir a la pega se va a terminar convirtiendo en un calvario si odias a tu jefe o tu compañerito de escritorio o de un proyecto te parece insoportable. Gracias a Dior el ambiente de trabajo acá es la raja; demasiada buena onda entre todos, mi jefa es muy amorosa y tengo tanta suerte que de cierta forma terminé “apadrinada” por un compañero.

3. Eso de “Pastelero a tus Pasteles” es una gran mentira
Estudié ingeniería pero me gusta escribir y las comunicaciones. Por qué dedicarme sólo a temas de ingeniería, si es que puedo aportar también desde otra área? Entre conversaciones en algún almuerzo salió el tema de que yo escribía y tenía un blog. Una cosa llevó a la otra, y terminé apoyando en pequeñas cosas al gerente de Marketing (el antes mencionado “padrino”). Hasta ahora llevo una edición del boletín mensual y un publirreportaje para la revista AIDIS. Debo reconocer que estoy muy feliz y orgullosa de mi misma!

4. La plata no es lo más importante
Es casi un cliché o algo demasiado obvio pero nunca está de más recordarlo. Es cierto que necesitamos la plata para poder comer, pagar cuentas, tomarnos un trago en el after office etc., pero no es lo más importante. Si bien en la práctica pasada me pagaban el doble, nunca la disfruté tanto como ésta. Trabajar con gente agradable, encontrarle un sentido a lo que haces y que más encima te permitan hacer otras cosas que te gustan no tiene precio, para todo lo demás… está la tarjeta de papi?… jaja no, así no era, pero se entiende.

Y bueno, se acabó la práctica…. Pero me ofrecieron quedarme! Así que aprovecho de compartir mi alegría con ustedes, los lectores.

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